miércoles, 11 de enero de 2012

RECONOCE QUE ERES BENDECIDO

Las grandes batallas no se libran en las guerras;
Las grandes batallas se libran en la mente.
 
Podemos quedar paralizados o derrotados, O por el contrario, tener fortaleza para seguir adelante, Aun en las mas graves adversidades de la vida.
 El Apóstol Pablo advirtió esto, y escribe:
"En todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad"
(Filipenses 4:8).
 Vivimos días difíciles, pero no los convirtamos en imposibles. Rechacemos el rumor, la calumnia, la sospecha, y construyamos lo bueno en nuestra alma también.
 Piensa en lo que tienes:
Si te has despertado hoy con más salud que enfermedad, estas más bendecido que el millón de personas que no va a sobrevivir esta semana en el mundo.
 Si tienes comida, vistes ropa limpia, tienes techo encima de tu cabeza, y un lugar seguro para dormir, eres más rico que el 75% de los habitantes del mundo.
 Si puedes ir a una iglesia sin ser perseguido, arrestado, torturado o asesinado; eres más bendecido que 5 mil millones de personas en este planeta.
 Si tienes suficiente dinero en el banco, en tu cartera o tienes monedas en una jarra en tu casa, eres parte del 18% de la población prospera del mundo.
 Si tus padres están vivos y cerca de ti y valoras su presencia, eres poco común; reconoce la mano de Dios.
 Si puedes tomar la mano de alguien y abrazarlo, o tocar su hombro, eres bendito, porque puedes ofrecer el toque del amor divino que trae consuelo.
 Si llevas una sonrisa en tu cara, y estas profundamente agradecido por todo a Dios, eres un buen creyente, porque la mayoría de la gente lo puede hacer, pero no lo hace.
 Si puedes leer esta columna, has recibido doble bendición.
 Primero, porque puedes reconocer esto; y segundo, tienes mas privilegios que dos mil millones de personas que no saben leer.
 Cuenta tus bendiciones y transmite este mensaje a otros para que reconozcan las bendiciones que ya tienen. y las vivan.
"Bendice alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios."

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