Formar parte del pueblo de un Estado o provincia, gozar del privilegio de elegir a quienes han de gobernar, es un derecho que exige una gran responsabilidad. Pero no todos los ciudadanos son igualmente responsables. Esto nos lleva a distinguir el verdadero pueblo de la masa.
El VERDADERO PUEBLO
está integrado por ciudadanos conscientes de su propia responsabilidad. En un pueblo digno de este nombre, los ciudadanos tienen plena conciencia de su responsabilidad, de sus deberes y de sus derechos; saben que su libertad está limitada por la libertad y la dignidad de los demás. En un pueblo verdadero, la desigualdad no es arbitraria. Es una consecuencia de la desigualdad humana, pues no todos poseemos la misma capacidad, la misma voluntad, etc.
La MASA está formada por individuos que carecen de ideales y de responsabilidad. El hombre-masa es el que no se distingue de los demás. Hace lo que hacen los otros. No le interesa labrarse un porvenir. Menosprecia los valores intelectuales y espirituales. Desea que lo conduzcan, que todo se lo den pensado. Esto explica el éxito del demagogo ante las masas y también su monologar constante. La masa es la enemiga de la verdadera democracia porque ahoga la libertad y destruye la igualdad. La masa quiere que todos amen y odien como ella ama y odia. No admite que se la contradiga. Para la masa la igualdad es la uniformidad. No comprende el respeto de la tradición, la dignidad, el sentimiento del verdadero honor, la actividad personal.
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